domingo, 24 de septiembre de 2017

El encargo

Hace poco he tenido celebración familiar y en la comida me senté, mejor dicho, me sentaron, porque entré la última, junto a mi marido -que me reservó el sitio- y un cuñado -habitual lector de este blog- al que su esposa había aparcado allí para acomodarse ella en otra mesa.

Al estar las mesas sin nombres, la gente se sentaba según llegaba y los últimos se quedaban en asientos sueltos. En estas celebraciones siempre hay dos familias que no se conocen mucho y yo formé parte de la mesa "frontera" donde se unen personas desconocidas.

Afortunadamente, hubo una pequeña reorganización para que los más jóvenes
estuvieran juntos y no tuvieran que aguantar los rollos de los que les doblamos la edad.

-Zarzamora, tienes que escribir sobre esto -me dijo Marino, mi cuñado y admirador incondicional de mi modesto blog.

-¿De qué? -pregunté extrañada

-Pues de esto, del bautizo, de la comida, de la familia.
                   

Le indiqué que eso no tenía nada que ver con los temas que yo trato, que me iba a alejar mucho de mi "línea editorial", pero él me rebatió acertadamente diciendo que he hablado de muchas cosas no bancarias: libros, teatro, vacaciones...

Así que le estoy dando el gusto y os cuento un poquito de nuestra fiesta familiar.

Había varias mesas redondas, grandes, que en principio parece que fomentan la charla entre todos. Pero no, gran error. Solamente puedes hablar cómodamente con los que tienes al lado. Si pretendes hablar con el de enfrente tienes que gritar demasiado porque el diámetro de la mesa es muy grande. Para la conversación tranquila, lo mejor son las mesas rectangulares sin una excesiva anchura.

A mí no me importa estar con gente desconocida porque siempre te pueden aportar cosas nuevas. Pregunté por la relación familiar con el padre de la criatura bautizada, por la ciudad de procedencia... La conversación fue fluyendo cómodamente. Había una doctora de familia en mi mesa, pero no conseguí sacarle ninguna anécdota divertida, como las que yo cuento aquí. Pensé que quizá quiso pasar un poco de puntillas sobre su profesión, porque estará harta de que fuera de horas de consulta le planteen temas médicos.

Y yo tampoco detallé mucho mis cometidos laborales. Para una vez que no tenía a mis familiares cercanos dando la chapa con sus críticas a los bancos en general y al mío en particular... había que aprovechar esos momentos. Siempre tengo que estar defendiéndome de críticas bancarias. Y a mi Banco lo critico yo, pero los demás que se anden con cuidado si meten excesiva caña a la empresa que me da de comer.

El protagonista del evento, la criaturita de cuatro meses, no lloró nada; iba de unos brazos a otros con el beneplácito de sus padres, con total tranquilidad. Y si no estaba con alguien, dormía tranquilo en su cochecito. No se alteraba con nada: una delicia de bebé.



Lo único que nos disgustó de la fiesta fue el nombre de la sala donde disfrutamos del ágape: Sala Cataluña. Nunca mejor dicho, tenemos a Cataluña hasta en la sopa. Imposible obviar este monotema, ni siquiera en una fiesta familiar. Hubo consenso en el hartazgo sobre el asunto separatista y no comentamos nada de ello. Los días de fiesta y de celebración son pocos y no deben estropearse con temas aburridos. Porque hay cosas importantes que no por ello dejan de ser soporíferas.


7 comentarios:

  1. Siempre me han gustado las bodas y bautizos. No es para menos. Ambos son actos de júbilo y alegría. No por el ágape del que suele ir acompañado, que también, cómo no. A la ceremonia en sí misma si es religiosa ponemos cara de circunstancias y rezamos si sabemos, aunque no estemos muy convencidos de las palabras que desgranamos. Renunciamos con los padrinos a Satanás a sus pompas y sus obras en nombre el “prota”, antes era así.

    Hay que ver la mala fama que ha adquirido el cuñado de un tiempo a esta parte. Ya hay muchos chistes que empiezan “Pues éste es un cuñao que…” Peor que las suegras. Se me antoja que el hermano político al que alude Zarzamora debe ser un “personaje”. Mejor, un personajillo. Vamos, de éstos que en las reuniones y celebraciones les gusta comer y regarse con abundantes caldos de Noé, luciendo sus sabidurías y entendimientos y hablando más de la cuenta. Seguro vamos… Todo sea por el nuevo cristianado, sus padres (que pagan el evento) los familiares y asistentes, las críticas y chismorreos que son inevitables y aquí paz y después gloria. Que después ya vendrá ese que dice “Por favor, deme 600 en billetes de 5, 10, 20 y 50, eso tirando a bien. Réprobo

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  2. Solo puedo decir que... Vivan los cuñados! Los mios son todos excelentes. Un abrazo.

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  3. Dentro de poco tengo yo también una comida familiar. Tomo buena nota de tus comentarios para hacer comparaciones ;D... Abrazos.

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  4. Gracias por lo de una delicia de bebe�� los padres encantados.

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    1. ¡Me encantan los bebés tranquilos y que se duermen solitos! No abundan

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  5. Todas las celebraclones familiares empiezan bien... y terminan mejor, salvo si alguno saca un tema de esos "de consenso"... dígase política, fútbol, nucleares si o no, diésel o gasolina... peatonalizar calles o no... etc... En fin que siempre hay un aguafiestas qm antidemocraticos que no opina como la mayoría y ahí estárea el lío, aunque ela fondo sea un provocador lo único que quiere es dar un poco vidilla a la reunión...

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    1. El lío se organiza solo si uno quiere. Hay que saber encajar diferentes puntos de vista sin alterarse. Un abrazo.

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